Mas allá de los recursos técnicos que Kaplan pueda utilizar en la realización de sus obras (que en sí ya hacen de su trabajo algo sumamente especial), Monty logra un balance, una sensación de equilibrio. Como tratándose de una condensación de emociones confrontadas sobre un plano de realidad urbana.
Su capacidad abstraccionista logra elevar el objeto capturado hacia un espacio en donde el artista se funde con el objeto en un extraña y agradable sinergia, creándose este „sello“ particular; el efecto Kaplan -por decirlo de alguna manera.
Pese a su formación como Film-maker Monty logra rebasar efectos cinemáticos, otorgando a su plano visual un espectro enorme lleno de profundidad y riqueza conceptual.
La textura en sus trabajos se combina con una tonalidad exacta, que en un equilibrio de fuerzas, permite una interiorización del sentimiento -o sentimientos. El carácter melancólico se deja dominar por una fuerza positiva y descubridora, un fuego que no quema, sino que contempla y acoge y comprende. Una energía que nos hace presentes en sus obras. Que nos hace formar parte de ellas. Un equilibrio liberador de las fuerzas que pudiesen sofocar.
Monty tiene, como es de esperar en la fotografía, diferentes facetas. Se desenvuelve en paisajes urbanos de exquisitos detalles arquitectónicos con un touch minimalista, donde se pueden resumir también aspectos socio-demográficos, como en obras realizadas en Buenos aires, Berlin y New York por mencionar algunos ejemplos. Un Autor dinámico y apasionadamente consecuente con su medio y su proceso creativo. Monty Kaplan, enigmático y encantador se ha convertido en un "must see" en la escena fotográfica internacional de la actualidad.
