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Yanahara Mauri

Con Todos se marchan, Yanahara Mauri combina elementos de su memoria personal, con material de archivo y  el tratamiento post -fotográfico. Emigración y memoria, las pequeñas historias y la caída de los los grandes relatos, son los rasgos centrales de esta serie.

Todos se marchan

por

Yanahara Mauri

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Mi hermano se graduó de biólogo en La Universidad de La Habana. Recién graduado pasó a ser parte de la reserva científica de un centro de investigaciones. El salario que ganaba por un horario cerrado de 8 horas diarias era de 12 cuc mensuales, unos 300 pesos cubanos, una ilusión de salario que no resolvía las exigencias del diario, una mierda de salario que se derretía ante los precios de la tienda en los primeros días del cobro. Él decidió irse de Cuba en el año 2005 a través de un curso de superación, luego de cumplir la ley impuesta de pago al estado de dos años de servicio social para que no le invalidaran su título. Lo clasificaron de manera inmediata como DESERTOR al no regresar a Cuba luego de pasar el curso. El castigo impuesto por las autoridades fueron seis largos años sin poder entrar a Cuba. A mi madre le negaron la salida cuando quiso visitarlo pues el castigo también se extendía a la familia. Su esposa no pudo reunirse con él hasta pasados tres años. Internamente la familia se fragmentó luego de su partida, no solo por la pérdida de uno de sus miembros sino también por disputas de carácter ideológico que salieron a relucir por algunos familiares en medio de todo el dolor de la separación.

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